Claudia Muñoz es una diseñadora textil egresada de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México (CDMX), creadora de la iniciativa #ViernesTradicional; proyecto que busca incentivar a adultos y jóvenes a usar ropa tradicional artesanal, colaboradora del consejo en la organización Impacto Textil y líder del proyecto CHAMUCHICmarca de productos textiles desarrollados entre ella y artesanas de de Los Altos de Chiapas.

Su gusto por lo artesanal comenzó cuando llegó a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en el año 2008 tras la decisión de tomarse un año sabático de su trabajo en la CDMX. “Fue raro porque yo nunca tuve ese interés, yo estudié Diseño Textil en la Ibero y era de las insoportables que cuando nos tocaba estudiar historia del textil prehispánico quería saltarse esa materia, pensaba que era algo inútil, yo sólo quería ver las pasarelas, aprender más de diseñadores internacionales.

El gusto comenzó cuando me fui a vivir a Chiapas, ahí conociendo los procesos y y a las personas involucradas en el textil fue inevitable, me enamoré del trabajo artesanal. Fue hasta que lo conocí de cerca y en persona que comencé mis proyectos, admirando la increíble diversidad cultural me fui acercando a la ropa y me preguntaba -¿Y ésta de dónde es? ¿Cómo la hacen?- Era una curiosidad que me llevó a empezar mi propia colección de prendas.” Platica.

Después de estar 2 años colaborando con proyectos de otras marcas comoFÁBRICA SOCIAL y dando talleres para artesanas en las comunidades llegó a hacer amistad con dos de ellas; Francisca de San Andrés Larráinzar y Julia de Zinacantán.

“Fueron las primeras dos artesanas con las que tuve una convivencia más cercana. Con Francisca empecé a desarrollar piezas sólo por gusto, para mí, y así descubrí la enorme necesidad e interés de tantas otras mujeres por trabajar. Así mismo, tuve la suerte de conocer a una persona que fue muy importante en esta búsqueda artesanal: Adriana Chamery, una buena amiga que aunque hace algunos años dejó San Cristóbal, entregó su conocimiento y pasión a la organización Na Bolom de esta ciudad. Yo hacía un voluntariado y la acompañaba los fines de semana en el bellísimo hábito de salir a comunidades a convivir con artesanas. Así nomás, yo la llevaba y ella que se sabía mover muy bien, llegaba y tocaba puertas. -Oye ¿Dónde estará la mejor artesana?- No pues que allá y órale, ya íbamos, nos metíamos y tocábamos la puerta, entrábamos y nos poníamos a platicar. Terminábamos conociendo mujeres increíbles con trabajos bien padres y con ella aprendí que el acercamiento con las mujeres, tiene que ser un tanto espontáneo y respetuoso. Cuando llega alguien directo a pedir trabajo y -A ver quiero hacer esta línea de zapatos, ¿Me pueden hacer unos lienzos?- Tienes otra respuesta y otro nivel de relación con ellas, te etiquetan de inmediato como su cliente y de ahí no pasarás. En cambio, el contacto más humano abre unas puertas diferentes al trabajo y a la relación personal.” Comparte.

Actualmente el 90% del trabajo que se hace para CHAMUCHIC es con la familia de Francisca Pérez Gómez de San Andrés Larráinzar, además, se trabaja con la cooperativa Mujeres Sembrando la Vida (en Zinacantán) y han trabajado con municipios de Bochil, Huixtán, Tenejapa, Santiago el Pinar, San Juan Cancuc, a través del apoyo con la organización Impacto.

REVALORANDO LA ARTESANÍA
“La artesanía es parte de nuestra historia, y no me gusta a veces usar esa palabra, “nuestra”, porque la conocemos tan poco que a veces terminamos usándola sólo por conveniencia, pero al final del día lo es para nuestro país. Este gran patrimonio del conocimiento textil que pertenece a las mujeres y los pueblos indígenas de México (y el mundo) nos enraiza, nos da identidad, nos cuenta una historia diferente sobre la gente que ha vivido en este territorio desde mucho tiempo atrás. Para mí es muy importante también preservar las técnicas y la simbología pues estoy convencida que guardan esas historias en sus íconos y patrones. Además, las he visto trabajar y todo el tiempo, mente y corazón que invierten en crear esos lienzos, las penas y alegrías que meditan con cada pasada, ¿cómo no va a ser importante poner un granito de arena en la preservación del telar de cintura?

Estoy convencida que la artesanía textil está viviendo un buen momento, va por un buen camino. Creo que la moda está haciendo su labor de visibilizar el textil artesanal en un mercado que puede pagar por su valor. Bien llevada esta tendencia augura un mejor futuro para todos, proyectos de diseño y artesanos, mejorando la economía de las familias, empoderando a las mujeres, motivándolas a ser empresarias, independientes, autosuficientes para dar una mejor vida a sus hijos. Veo y siento que todos quienes participamos en estos proyectos de desarrollo artesanal encontramos un enriquecimiento espiritual muy bonito, encontramos que haciendo lo que sabemos y nos gusta, podemos apoyar en la economía de las familias del México más vulnerable.

Yo estuve trabajando 6 años en la industria textil en la CDMX, estudiando tendencias de mercado y asesorando a empresas de telas y manufactureras de ropa, y el objetivo siempre era el dinero; vender más, ganar más, pagar lo menos. Después me tocó dirigir brevemente Fashion Week México y me acerqué al mundo del diseñador independiente, de perfiles mucho más apasionados y dedicados verdaderamente a diseñar. La mayoría de ellos buscan y encuentran su inspiración en tendencias globales del mercado, son re buenos para saber lo que está pasando en París y Londres, pero de su propio país nada. Por esto te digo que conocemos muy poco de la “nuestra” historia textil tradicional, tanto que cuando la conoces crees que estás descubriendo un mundo completamente nuevo. El proceso de producción artesanal está íntimamente ligado con las personas, con sus familias, con sus actividades, con su historia. Cada artesana es una sorprendente historia de vida, de supervivencia, que se ve plasmada en lo que está tejiendo mientras te lo cuenta. Ese antiguo conocimiento que han sabido pasárselo vía oral por decenas o cientos de generaciones, me parece un fenómeno muy valioso y del que me siento honrada de ser parte.

Lo que más he trabajado con CHAMUCHIC es el telar de cintura y la trama suplementaria o brocado. El telar que vemos ahora de rayas de colores, y que aprecio mucho, siento que compite con la moda global. El mismo mercado las llama “rayas a la Paul Smith”, por el diseñador británico que las ha utilizado para su línea de moda. Son sin duda un éxito comercial, pero a veces el cliente no entiende la diferencia de precios entre una tela de rayas hecha en telar de cintura, de pedales o industrial, y puede ser muy amplia. Yo entre más conocí el brocado más me enamoré del telar porque esas genéricas “grecas mexicanas” ni son todas iguales y cada una tiene su significado y valor, así que es un mundo vasto y misterioso de símbolos que me emociona.

Cada cosa tiene un significado y la forma en la que se pueden dibujar cosas en el telar que es bien complicado en el entramado, el modo en el que tratan de dibujar pájaros o mazorcas de maíz es muy bonito, muy creativo. Admiro en especial los trabajos de Larráinzar, Magdalenas (Aldama) y el pixeleado de San Juan Cancuc.

Los textiles más antiguos de Zinacantán , ésos que llevan un brocado de triángulos oculto, me parecen bellísimos también.”

CREANDO HISTORIAS DE EMPODERAMIENTO 

Lo que más le gusta a la hora de trabajar con las artesanas es conocerlas y convivir con ellas, pues el choque cultural puede llegar a crear momentos inolvidables. “Una vez les hice un pedido en colores pasteles y Francisca, quien entiende perfecto el léxico de diseño, pasó el pedido tal cual a sus compañeras. El día que entregaron, las bolsas llegaron en colores café obscuro, verde limón y otros psicodélicos. Después de discutir por el malentendido, descubrimos lo que para ellas eran los colores “pasteles”: chocolate, limón, naranja. Esos momentos donde te das cuenta que la comunicación entre personas de distintos idiomas y culturas debe ser muy clara y básica, y al final terminamos en carcajadas y una gran lección. Eso es lo que más me gusta de mi trabajo, encontrar esos momentos íntimos y espontáneos donde podamos reír de las diferencias e intercambiar información sobre nuestros mundos.”

Uno de los objetivos de Claudia con las artesanas es hacer que ellas visualicen la posibilidad de tener su negocio propio, de ser exitosas para poder tener ingresos fijos y de poder vender sus artesanías en cualquier lugar, ya sea en México o internacionalmente.

“Todo es un gran reto, por ejemplo: Francisca está ya en ese momento en el que puede independizarse y crear su propia empresa, pero estamos viendo que se va a requerir una asesoría más calmada para enseñarla a administrar sus finanzas, y por otro lado, también para saber manejar los cambios al interior de su núcleo familiar. Entender que una mujer empoderada e independiente va a encontrarse con muchos retos con su esposo, sus padres, su comunidad. Y no podemos dejar solas a estas mujeres. Entonces podemos decir que hay muchos otros elementos alrededor de este objetivo mío que se nos han escapado y que no pensamos desde un principio y estamos lidiando con eso ahorita.

No es nada más soltar los pedidos y que les vaya bien, es acompañar en una serie de pasos que juntas estamos organizando. Yo también soy nueva y voy aprendiendo con el grupo sobre la marcha. En ese sentido sí me gustaría que la experiencia CHAMUCHIC le sirva de referencia a otros proyectos que vienen detrás, pues yo por mi parte no encontré esas referencias de los proyectos que iniciaron mucho antes que yo. Tenemos la mala costumbre de no documentar ni leer y podríamos estarle ahorrando muchos tropiezos a las nuevas generaciones. Por eso me también me gusta participar en todo tipo de eventos, encuentros o foros.”

Con el proyecto de CHAMUCHIC, Claudia quiere seguir manejando el mismo ritmo de producción que lleva pero aumentando sus ventas. “Estoy sorprendida con la capacidad productiva de 18 mujeres, y prefiero concentrarme en ellas para lograr un impacto más significativo en su vida que si dispersamos los esfuerzos en grupos mayores”.

Y en el caso de #ViernesTradicional espera crecer la iniciativa a nivel nacional con el apoyo de instituciones como FONART (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías)  y CONACULTA (Secretaría de Cultura) que han ya mostrado interés en colaborar.

Claudia Muñoz está actualmente involucrada en la organización de eventos para tratar el tema de “apropiación cultural” en conjunto con personalidades del gremio textil a nivel nacional, pronto más noticias sobre éste.

Les dejamos los links donde pueden conocer más sobre sus proyectos y seguir de cerca a esta apasionada por el textil artesanal mexicano.


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