Juan Carlos Santiago Martínez es un artesano Teenek de la Huasteca Potosina, su trabajo estuvo expuesto a finales del año pasado en FONART Patriotismo como parte de los ganadores del VII CONCURSO NACIONAL DE TEXTILES Y REBOZO 2019.

Sin tener contacto con él, me aventuré en ir desde la CDMX hasta su comunidad a buscarlo para conocerlo y platicar sobre su vida, pues lo que más me llena e inspira de HILANDO HISTORIAS es conocer las historias de los artesanos y creadores que impulsan el arte textil con técnicas tradicionales.

Al llegar a la comunidad di con la casa de la mamá de Juan Carlos, quien amablemente nos invitó a pasar a mí y a mis primas para esperarlo mientras iban por él al campo. Comenzamos a platicar con su familia y nos ofrecieron atole mientras nos mostraban su trabajo.


Cuando Juan Carlos llegó, pude notar que era sin duda una persona súper humilde y de buen corazón, cuando hablo de su humildad me refiero a que no se preocupa por la vanidad de las cosas.

Le conté que había visto su trabajo en FONART -un impresionante Quexquémitl o como él dice que le llaman en la Huasteca: Dhamyemlab, tejido en telar de cintura con algodón silvestre y bordado a mano, el cuál le tomó 5 años hacer- y que estaba muy emocionada por conocerlo, por saber sobre la trayectoria de su trabajo y sobre sus sueños e inquietudes, así que él comenzó:


“Tengo 37 años de edad, yo aprendí de mi madre viendo como lo hace. Cositas que no puedo ella me dice cómo hacerlo. Aquí si tu eres artesano vas a fracasar, yo soy albañil, soy chofer, mecánico, técnico, hago bohíos (chozas de paja/palma, barro y madera), vendo carne, hago barbacoa, tumbo monte, hago muchas cosas, todo eso yo lo hago, aparte de la artesanía.

Yo gané en 2012 cuatro lugares en la regional de textiles, en el 2015 tres lugares en la estatal, en 2018 mi mamá; María Matilde Martínez ganó el galardón, en 2019 mi esposa; María del Socorro Domingo Santos ganó galardón estatal y ese mismo año yo gané el galardón nacional de textil.

Si me gustaría que la gente de aquí haga artesanía pero tienes que rogarle. Yo puedo enseñarle a quien quiera pero la gente no se deja, hasta para trabajar hay que rogarle, hasta para pagarle hay que rogarle, por eso con todos los apoyos que gano de FONART quise hacer aquí donde vive mi mamá la casa-taller donde aprenderé nuevas técnicas como tintes naturales y más gente puede venir y aprender.


A mi me gusta mucho el telar de cintura y el bordado, cuando te digo que si eres artesano aquí, fracasas, es porque se vende muy barato y mucho tiempo pierdes, yo veo mi tiempo que vale mucho y a mí me gusta quebrar mucho mi cabeza, si viera algo como un árbol pienso en cómo le voy a hacer los colores, me gusta quebrar la cabeza, diseñar pero de lo que es la Huasteca, lo que existe aquí en la naturaleza, yo veo mucho los detalles y los hago con cuidado. Por eso entro a concursos.

Estoy muy agradecido con FONART por todo lo que me ha ayudado, me gustaría hacer productos diferentes para tener más venta, pero aquí todo es tranquilo, despacio, a mi no me gusta levantarme, así como me ves siempre me vas a ver, aunque gane yo siempre voy a ser igual, es que pa’ que me voy a creer que soy mas arriba, es igual, yo ya lo viví, estuve 8 años en la Ciudad de Guadalajara, allá hay dinero, hay trabajo, carro, pero ¿de qué sirve el dinero? Aquí lo importante aunque comas chile en tortilla pero estás con tu madre, con tu familia y es más rico, allá puedes comer carne pero todos los días te vas a aburrir, yo ya lo viví. Estar con la familia y en la naturaleza es lo más valioso.”

Algodón Silvestre

Antes de irnos, Juan Carlos nos mostró otras piezas que ha hecho de algodón que él mismo cultiva, le tomé una foto con su trabajo pero me pidió que no subiera esa a internet porque le daba mucha pena que lo vieran desarreglado en las redes, pues regresaba de trabajar en el campo.

Juan Carlos, como varios artesanos siempre me enseñan que el contacto con la familia y la naturaleza es esencial, que el tiempo puede llegar a ser relativo y que uno puede vivir tranquilo con lo que ama sin presionarse por tener que correr al objetivo final pero siempre trabajando duro y con mucho cariño.

También esta plática me deja reflexionando que a pesar de que sí se está abriendo un gran camino hacia la revaloración textil tradicional y muchos productores y diseñadores voltean a trabajar con artesanos de pueblos originarios, queda mucho por hacer para que más gente lo aprecie y en las comunidades pueda ser sostenible vivir de esto.